jueves, 1 de marzo de 2018

VIII PREMIO INTERNACIONAL DE LITERATURA PALINDRÓMICA REVER 2018


El jurado del VIII Premio Internacional de Literatura Palindrómica  REVER 2018, formado por dos grandes palindromistas y a la vez expertos literatos, Carlos López (México) y Miguel Ángel Zorrilla (España), ha decidido otorgar el galardón como ganador del concurso de Redondilla palindrómica a:
Martín Bresnal
Martín Bresnal vive en Buenos Aires, Argentina, y tiene veinticinco años. La primera vez que leyó la palabra "palíndromo" tenía quince. Estudiaba biología y se sentía atraído por esas secuencias palindrómicas de nucleótidos en el ADN:

En cada célula, en cada una de las tantas que nos constituyen, en su interior, en el material genético, hay diversas moléculas que se ordenan, en algunas partes, formando palíndromos. 
El viaje había comenzado. Un compañero en la escuela me había invitado a ser parte del equipo que participaría en las olimpíadas de biología. Lo tomé como una invitación a jugar. Estudiaba y compartía preciosos momentos con quienes viajaríamos a una ciudad donde conoceríamos a más estudiantes que venían de distintas provincias argentinas a participar de este encuentro. La historia tendría una trama con hilos invisibles para mí en ese entonces. A esta ciudad volví unas veinte veces en esos años. Y fui comprendiendo que el viaje hacia el ADN era el viaje de una búsqueda hacia la construcción de una identidad. Individual y colectiva. 
A comienzos de este año, Jeremías, un amigo, un hermano, me invita a pasar unos días con él, en las sierras. Él venía andando por el país en bicicleta, contando, escuchando y creando historias, cuentos. Y ahora estaba parando unos días en un pueblo, muy cerca de esa ciudad a la que yo había ido cuando tenía quince. Ir y encontrarnos allá era un viaje en el tiempo. Y ahora, una vez más, un amigo me invitaba a jugar. Esta vez, con las palabras. Era un juego de esos que él jugaba cuando era niño. De alguna manera, los dos jugábamos con las múltiples lecturas en lo que aparenta tener una sola. Lo siento como si se tratara de conocer el orden, el patrón de lo cotidiano, darlo vuelta, de acá para allá, de allá para acá, encontrar espacios, salidas, silencios, soltar y estar presentes y sensibles, visibilizar hilos internos, hallar en el ADN a la estrella, en el río a la piedra. Y creamos textos palindrómicos que nacieron de este encuentro, de esta invitación a ser niños y a saltar hacia el vacío del caos y encontrar allí el orden intrínseco del universo. Entre ellos, las redondillas que compartimos con ustedes.
Unos días después descubriríamos que en esta ciudad, en la ciudad a la que yo había ido como estudiante, que está muy cerca de las sierras donde escribimos palíndromos estas semanas, había vivido un conocido palindromista que ahora tendría ciento veintitrés años. Y sentimos que entendimos todo. Y sonreí.
Gracias, Rever, por la propuesta y el reconocimiento a lo que podemos crear si un amigo nos invita a jugar. Gracias, Pere, por la invitación y por tu sabiduría y sensibilidad. 
El ejercicio continúa, los viajes continúan.
Lo cotidiano se vuelve mágico y andamos y desandamos el camino. Un camino varias veces palindrómico.

La Redondilla palindrómica con la que Martín Bresnal ha resultado ganador del Premio REVER de este año es:

Olé, tosé, naval celo.
Leí, moro, la ama fiel.
Leí fama; al oro miel.
Olé: clavan. Es Otelo.
¡Muchísimas felicidades!



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