Se
trata nada menos que de un palíndromo totalmente reversista, de 1881 versos,
8778 palabras y 33333 letras. Una magna obra, producto del trabajo de muchos
años y que nos regala muy buenos momentos, a pesar de ser un drama, de
felicidad palindrómica. Su autor, nuestro compañero del CPI, Eliezer Pascual,
nos relata los orígenes y comenta algunos aspectos de esta obra.
El año 1968 estaba yo interno en el
colegio de los PP. Dominicos, en Arcas Reales, de Valladolid. Detestaba todas
las asignaturas excepto dos, inglés y literatura. De inglés no aprendí nada
pero sí, mucho, de su profesor, el padre Antonio Felices, hombre
extraordinario. La literatura sí me cautivó. Daba la clase otro fraile, el P.
Isidro Rubio; allí hice mi primer verso y oí el primer palíndromo, el único que
se conocía... Pronto decidí llevar sus enseñanzas a la práctica. Si Lope de
Vega pudo hacerlo, ¿porqué yo no? Estudié Fuenteovejuna y El Caballero de
Olmedo. Lo que hiciera tenía que ser con el mismo estilo; conté los versos... ¡con
el fin de superar al ínclito Lope...! Ahora solo me faltaba un tema y lo tenía:
sabía de memoria las coplas del genial Jorge Manrique y me pareció que “Pues
aquel gran Condestable...” “Sus infinitos tesoros...” “¿qué le fueron sino
lloros?...“ “degollado...”. Era un buen argumento.
Con esa información y cinco líneas que encontré en una enciclopedia reescribí
la historia (descabellada) de don Álvaro de Luna. En aquel tiempo le di el
título “Muerte, injusticia, venganza”. Años después encontré entre otros
papeles el drama y me di cuenta del desaguisado que había hecho. Pero lejos de
enmendarme (procedía su destrucción) decidí mejorarlo y lo reescribí,
introduciendo un narrador-ciego que lo veía todo... conservando los personajes,
casi todos inventados.
Cuando hacia el año 1993 escribí el
enigmático poema “Canto quebrado de amor y libertad” e incluí un palíndromo de
100 versos, decidí reconvertir algún día mi drama en un palíndromo. Y a raíz de
su publicación, decidí llevar a término mi proyecto. Ahora ya había Internet,
donde conseguí valiosas crónicas. Otras me las consiguió Blanca en la
Universidad de Barcelona. Algunas ya las tenía yo.
Con toda la información en mi poder, reinicié
el drama. Empieza con un triple homenaje a los juglares, a Jorge Manrique y al
desconocido autor de “Coplas de la panadera”, en el momento de máximo esplendor
de don Álvaro, su victoria en la batalla de Olmedo, y termina con su ejecución
y la muerte de su verdugo, el Rey. Intento que el drama esté compuesto de todo
tipo de estrofas poéticas, siempre ajustándome a las normas; hay sonetos,
tercetos, liras, décimas, cuartetas, serventesios, un alejandrino... y otras
que seguramente habré inventado yo. El lenguaje es palindrómico... y
político... preñado de todo tipo de metáforas e incongruencias; pero como está
pensado para ser representado hay que contar con los gestos y ademanes de los
personajes.
¿Se podría representar el drama algún
día? La respuesta inmediata es no. Hay 135 escenas y multitud de personajes de
lo más variopinto, caballos, perros, una mula, un halcón, hay peleas, disparos,
fuego... Sin embargo alguna pequeña parte no tendría tantos inconvenientes: En
el Acto II, las escenas 1 a 7 se corresponden con las 39 a 45, con solo 6
personajes... El lenguaje palindrómico sería ideal para una ópera, ¡porque no
importa que no se entienda nada!... No es este el caso, porque tal
representación duraría un mes...
Casi todo lo relatado responde a la
verdadera historia, por disparatado que parezca. He hecho un pequeño guiño a
aquel primer drama vallisoletano, la escena de hechizamiento, porque en 1968
los libros decían que la Reina acusó al Maestre de haber hechizado al Rey. Hoy
diríamos que no había brujería, sino amor...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEnhorabuena por haber finalizado (¡por fin!) este drama. Me fascina la implicación con la que te has dedicado y la veracidad histórica de la obra. Una documentación exhaustiva que ha dado como resultado, cuanto menos, una lección de historia para todos. Lástima no haber aprendido aún el "palindrómico". Mientras tanto, vas a tener que seguir explicándome qué significa cada verso.
ResponderEliminarSalta sola la maga mala los atlas.
ResponderEliminarNaturalmente de alegría ante proezas semejantes.
Y la buena, ni te digo.
Me llevo la seña para mi cueva donde trataré de perderme en su doble giro prodigioso.
Vaya por delante, con tan solo haber entreabierto el joyero, mi noraboa a Eliezer Pascual Peña, y su sagaz paciencia genial. El brillo que sale del cofre es deslumbrante. Allá, en su cielo vacío, Ala y Olalo, Yayay y Ara, Visnunsiv y Zeusuez, reunidos todos alrededor del dios del Alfabeto y su Reverso no cesan de sonreír, incluso a mandíbula batiente. Y con ellos, el que suscribe.