-Carlos Alberto
Felipe Martell es un socio del Club Palindromista Internacional, que además de
ejercer una excelente labor como profesor en la universidad de La Laguna, en
las Islas Canarias, tiene tiempo para desarrollar una importante faceta
creativa como escritor, en la que los palíndromos juegan un papel muy
importante.
un palíndromo. Me parecía algo complicado, pero era un reto.
No me gusta dejar los retos a medias. Finalmente lo logré:
“Y por eso Jorge Nara mal le llamara Negro José Ropy”
-Pues no era este un palíndromo sencillo, para ser el
primero, ¿verdad?
Quedé un poco decepcionado conmigo mismo, pues era una frase
sin mucho sentido. Mi meticulosidad quería algo mejor. Se lo enseñé a un
compañero de piso y jamás se creyó que esa frase me la hubiese inventado yo.
Entendí, entonces, que igual había hecho algo “raro”, “extraño” y “difícil”
para alguien de mi edad. O igual no, no lo sabía. Me di cuenta de que esa frase
podría tener sentido pero… en un contexto literario. Toda frase puede tener
sentido en el contexto adecuado.
2) Etapa pasiva.
Nunca más volví a interesarme por hacer palíndromos, al
menos desde el punto de vista de la creatividad pura y dura. Sin embargo seguí
leyendo al revés, lo cual me llevó a descubrir palíndromos. Yo distingo entre
los palíndromos “invento” y los palíndromos “hallazgo”. Estos últimos son los
que están ahí (en el nombre de una persona, en la naturaleza, en un refrán,
etc.), susurrando, agazapados, esperando a que alguien los arranque. Esos
palíndromos me satisfacen más que los que tú inventas; utilizando una metáfora,
me atrae más un descubrimiento arqueológico que una invención, quizá porque
sorprende más.
En esta etapa nunca pasé de formar palíndromos muy
sencillos, del tipo “Allí con Nocilla” o “Allí ves Sevilla”; tan sencillos que
habrán sido “inventados” por varias personas.
-¿Hacia dónde evolucionaste como palindromista?
3) Etapa creativa.
En 2013 publiqué mi primera novela, “Los privilegiados del
azar”, y lo hice a partir de un desencanto lector con un best seller de intriga
que no pude terminar. Escribí por decepción, escribí para ponerle al lector los
ojos como platos, pero no tenía nada que contar. Decidí utilizar los recursos
de mi vida y elaboré una historia muy adictiva cruzando canciones, Estadística
y crucigramas. El cóctel funcionó muy bien, y el libro se convirtió en el de
mayores ventas en la Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife, siendo yo un
escritor novel.
Se me ocurrió una cosa. Yo no partí de una historia porque
no tenía. Partí de recursos. El índice de mi novela coincidía estrictamente con
un manual universitario de Estadística, lo cual suponía una restricción al
argumento. Entendí, a partir del éxito del libro, que una restricción no es
algo negativo. Escribir sujeto a restricciones, para mí, era una originalidad
forzada y desbordante.
-Como autor decidiste amarrarte con el nudo gordiano de la
escritura del revés, para tener la satisfacción de crear argumentos e historias
a partir de los palíndromos.
¿Escribir al revés? ¿Partir de recursos, o de “algo”, y que
la historia vaya fluyendo sola desde ese “algo”? Fue así como retomé los
palíndromos. Se me ocurrió que si hacía una serie de palíndromos, igual podría
forzar una historia con ellos. Hice un índice. Dicho índice tenía que ser a
base de palíndromos con las palabras “cero, uno, dos, tres…”, o sea, los
capítulos. Inventé muchos palíndromos y, aunque al principio me costó, fui
dándome cuenta de que, poco a poco, iba adquiriendo cierta destreza. Me
encontré con un puzle. Piezas de un puzle. Palíndromos tan inconexos como “Al
amainar cuatro pasos aporta Ucrania mala”, “Sal siete islas”… Por supuesto, uno
de los palíndromos más importantes del libro fue mi primer palíndromo: “Y por
eso Jorge Nara mal le llamara Negro José Ropy”. Dicho palíndromo me definió dos
de los personajes principales.
-Un puzle en el que los palíndromos tienen un carácter
protagonista, pues alrededor de ellos gira toda la obra.
Un puzle. “Sal siete islas” me obliga a ambientar la
historia en las islas canarias, pero tengo que hablar de Ucrania, tengo que
inventar a un personaje racista llamado Jorge Nara… Todo puzle tiene solución,
solo hay que unir las piezas sin olvidar, por encima de cualquier otra
consideración, que el resultado tiene que ser muy adictivo.
-¿Dónde estás ahora, en qué etapa y obras, como escritor?
4) Etapa derivada
Tras “Palíndromo I. El asesino del rap” le cogí el gusto a
esa forma de “escribir al revés” (empezando por la estructura”) o “escribir
sujeto a restricciones”. “Palíndromo II. San Sebastián y Cupido” (mi novela
favorita) utiliza como índice los días de la semana y partes del día.
“Palíndromo III. La morada de los osados” (aún no publicada) utiliza números
romanos.
-¿Dónde te podemos encontrar en internet?
Aunque comencé con un blog llamado “Relatos y palíndromos
desde Canarias”, mi mayor actividad palindrómica la desarrollo en un muro de
Facebook llamado “La Fábrica Canaria de Palíndromos”:
https://www.facebook.com/La-F%C3%A1brica-Canaria-de-Pal%C3%ADndromos-223191421204464/?ref=ts&fref=ts
También tengo una web de la trilogía “Palíndromo”:
Y un muro en Facebook de dicha trilogía:
-Finalmente, Carlos, ¿Qué significa para ti el universo
palindrómico?
Magia y entretenimiento, pero sí es cierto que no soy un
palindromista con inquietudes o tendencias a la erudición. Mis palíndromos se
enmarcan en el hemisferio del ocio y entretenimiento. Hacer un palíndromo solo
por hacerlo no me atrae. Me atrae divertir, entretener o, si es posible,
sorprender. Admiro la capacidad y la creatividad de todos y cada uno de los
palindromistas mundiales y me parece un lujo impagable contar con grupos como
el CPI, REVER, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario