miércoles, 12 de abril de 2017

NOTICIA DEL ADVENIMIENTO DE UN CUADRADO MÁGICO. Con sus antecedentes, efectos colaterales y recapitulaciones ulteriores

Autor: Miguelángel Zorrilla Larrea


En Bilbao celebramos el Día Internacional del Palíndromo en la pizzería de los Grossi. Un lugar idóneo, puesto que, aparte de la ocasión gastronómica, una de las paredes de la tienda es toda una galería de arte moderno (se llama Spazio Grossi) donde a lo largo del tiempo se han colgado verdaderos alardes de creatividad. En esta ocasión teníamos un papel en blanco para que la clientela pudiese escribir su palíndromo favorito y mejor si fuese de creación propia; y si la aportación tenía enjundia les extendíamos un diploma que les nombraba palindromistas por un día, prometiéndoles la subida de categoría si perseveran en próximas ediciones, que esperamos se sucederán a ésta. – Tampoco nos toméis por muy fatuos, era un modo como otro cualquiera de “asirnos a la sonrisa”.

Debo apreciar con mucho cariño y alto valor la participación de dos amigos: la poeta Marisa Gutiérrez, y su marido, el profesor Mikel Agirreazkuenaga, que aparecieron aportando un curioso arsenal de ejemplos en varios idiomas, y, sobre todo, muchas ganas de conversación, que tanto anima la fiesta. Y, por irnos al grano, en medio de la charla apareció la mención al sempiterno cuadrado mágico, el hiperventilado SATOR AREPO TENET OPERA ROTAS. A este respecto me fue muy placentero informar a Mikel de que el compañero Markos Gimeno había hallado un cuadrado equivalente en euskera, que en el momento yo no recordaba. Pero vivimos en el siglo XXI y cualquier pelanas tiene internet en el telefonillo, con lo cual, en dos sobadas apareció el cuadrado de Markos: AIZAN IGELA ZENEZ ALEGI NAZIA. Y al verlo, Mikel exclamó sorprendido: “Caramba, es un homenaje a Jon Mirande” y se preguntaba si el autor lo habría relacionado”. (Abro un paréntesis con flash forward: preguntado después el autor, me acaba de asegurar que lo compuso completamente ajeno a la biografía de Mirande). Para quien no lo sepa: Mirande fundó una revista llamada IGELA, y manifestó algún alarde filonazi (más de salón que de activismo, pero notorio). Con lo que las piezas argumentales encajaban afinadísimas.

A continuación, yo, con el cuajo que a veces da la ignorancia aseguré que, tras mis años de compartir obras con los miembros del CPI y del Movimiento  Palindrómico Rever, cuyo conocimiento y documentación no puede echarse en saco roto, no conocía la existencia de un cuadrado equiparable en castellano, con lo cual, aventuré temerariamente: “si en mil y pico años de lengua castellana no lo publica nadie con la de sabuesos que van tras él, lo más probable es que no exista”. Eso sí tuve la cautela de prevenir: “al menos, por ahora. Porque el cuadrado de Markos no podría existir en tiempos de Axular y Larramendi, pero sí en tiempos de Mirande cuando ha aparecido la palabra NAZIA. El caudal léxico crece con los tiempos y las palabras se forman”.

Y así quedó la conversación. En los días siguientes reconozco (reconocer es muy adecuado para palindromistas)  que sometí  (los palindromistas también sometemos todo lo que podemos) a mi mente a ciertos esfuerzos adicionales dirigidos a buscar alguna pista sobre un posible cuadrado castellano. Y pronto volví a pensar en Internet como atajo, ya fuera hacia una posible solución o bien a una demostración convincente de la inexistencia. Al menos, Internet me proporcionaría sin gran esfuerzo alguna lista de palabras palíndromas de cinco letras, y otra de palabras bifrontes, asimismo de cinco letras; y teniendo el arsenal de ingredientes a mano, se podría ver si en algún punto querían casar o no aparecía otra cosa que ruinas.

[[Abro otro inciso lateral: si en ese momento hubiera usado Internet para averiguar si se había publicado algún cuadrado mágico castellano, me habría encontrado con un artículo de Gilberto Prado (también socio del CPI)
en el que aparecen varios cuadrados mágicos, incluso de orden superior al de lado 5, pero ninguno cumple una condición que yo estimaba primordial: que estuviera formado por cinco palabras nítidas de cinco letras, como el SATOR o el AIZAN de Markos.
También me habría encontrado con el blog
donde el arquitecto mexicano Javier Aviña Coronado relata su hallazgo de un cuadrado que sí cumple las condiciones que yo exigía. Y que sólo se diferencia del hallado por mí en una letra, pero que varía visiblemente el significado.
En cualquier caso, yo, ignorante de esto, en lugar de antecedentes ya formados me dediqué a buscar piezas para pensar en formarlo. Recorrí una lista de bifrontes y extraje las de cinco letras, y la palíndroma central la dejé, pensando que tendría solución asequible por tanteo.]]

La construcción de un cuadrado mágico de lado 5 no tiene casi ninguna vuelta de hoja. La técnica en sí es sencilla. Los componentes son siempre dos bifrontes y una palíndroma para el centro, a modo de clave del arco. La dificultad consiste en que en el montaje hay que conectar entre sí todas y es el momento de averiguar si hay materiales de construcción que logren tapar todos los huecos.

Me puse manos a la obra, y el cuadrado apareció antes del tercer intento —  debido a un par de intuiciones que no puedo asegurar que sean verdaderas, pero, sin duda, me llevaron por una vía rápida.

Con mi lista en la mano busqué las parejas bifrontes con la letra central más frecuente: la T (natas, netas, notar), pero la T es mala opción para buscar un palíndromo castellano. En cambio con central N había dos parejas: Ranas-Sanar y Senos-Sones. Intuitivamente pensé que haría bien en buscar una palíndroma en N como piedra clave. (Ni aún ahora tengo ninguna seguridad de que esa duplicidad de material proporcione más probabilidades de acierto, pero me pareció un arranque prometedor).

El segundo golpe de intuición fue que casi al instante, la primera palíndroma en N que me vino a la mente fue NATÁN. Ni me molesté en hacer un escrutinio alfabético. De haberlo hecho, habría hallado primero NADAN (la que propone Javier Aviña), acaso NAJAN (que quizá exista en algún argot, pero no en el DRAE) o NAPAN. Pero el hecho es que fui de cabeza a Natán. Y ya os diré por qué. Entonces resultó que ensamblando Natán con Ranas y Sanar, aparecía una matriz monovocálica en A donde encajaban tan felices las archidocumentadas Acata y Ataca. Luego fue cosa de elegir el orden para que el discurso producido tuviera el mayor sentido posible.

Imagino que Javier Aviña, si se pone a ello y me cree malintencionado, tiene motivos para desconfiar de mi versión. Quizá le resulte (a él y en general) más fácil creer que encontré primero la suya, y busqué después un recambio para variar siquiera sutilmente el resultado y colgarme una medalla, aunque fuera de segunda clase. Pero la verdad es que el cuadrado de Aviña lo he encontrado el día 12 de julio en un blog llamado “el espejo cautivo”, comentado por Lilia Morales, y 15 minutos más tarde, buscando datos sobre el propio Aviña, en el otro blog que he citado, “Plumas de pelícanos”. Veo que está publicado en el año 2009 y lamento saberlo con tanto retardo, porque me alegro por la fortuna del autor, y me incomoda haber estado tantos años en el error, convencido del mito de la inexistencia del cuadrado en castellano. Pero algo me consuela que incansables documentadores más avezados que yo como hay en el CPI, incluido el citado Gilberto Prado en el mismo México, tampoco se hayan hecho eco.

El mío lo formé el jueves 7 de julio, lo que puedo atestiguar mediante un correo electrónico que envié a mi amigo Jonathan Tamayo pasadas las 14h, en el que se lo comunico, y al paso, comento: Admito que es gramaticalmente torpe con redoble; ahora bien: vete a saber si es el primero de la historia de la humanidad. En tal caso, ni tan mal. Ni siquiera el Sator Arepo es muy perfecto gramaticalmente.” Mi comentario revela mi ignorante inocencia (o mi inocente ignorancia).

Y tengo una razón creíble por la que me cebé con el nombre Natán. Hace cosa de un par de años fui invitado por la Asociación de padres de alumnos de un Instituto bilbaíno a dar un taller extraescolar sobre palíndromos con motivo del día del libro. No menciono el nombre del Instituto porque, de hacerlo, sería para su deshonra: los profesores no habían dado la menor difusión a mi comparecencia, y la profesora encargada de acompañar al acto parecía estar visiblemente molesta, acaso por tener que permanecer allí fuera de horario. Pero así y todo, me compensaba la asistencia de tres alumnos (dos chicas y un chico) encantadores y encantados (tal parecían) con la originalidad del invento. Empezamos la charla por el principio, poniendo como ejemplo los números capicúas, pasando a las palabras, etc. y cuando llegamos a las palabras de cinco letras, el chaval levantó la mano entusiasmado y exclamó: “me sé una” — ¿Cuál?—  Y él, pletórico, pronunció: Natán. — ¿Conoces a alguien que se llame así? — Yo.

Entonces, no dejé de expresar mi maravilla porque a mi taller sobre palíndromos acudiesen nada menos que los propios palíndromos en persona, mientras la profesora, en el fondo del aula, ponía cara de “cuánto inflagaitas hay por el mundo”. Tengo un recuerdo agridulce de aquel taller, pero la parte dulce la ponen Natán y la Asociación de Padres: entre ellos, Victoria Lasheras, de la Pizzería Grossi, que organizó el taller y puede dar fe del suceso. Y evidentemente, Natán me ha quedado en el ánimo como un nombre palíndromo del todo entrañable.

Obsérvese que Jo-nathan, el destinatario del correo, tiene una conexión con el asunto, por su nombre… y por ser un estudioso concienzudo de la obra de Mirande. Mi correo también decía: “La coincidencia de la rana, muy curiosa. Y lo de Natán, igual te llama”. Como se puede ver, ya van unas cuantas coincidencias en esta historia. Puede que sean mágicas.

En fin, a la hora de materializar el cuadrado, se tienen dos opciones: empezar por Ranas, o empezar por Sanar. Javier Aviña, en su día, empezó por Ranas. En el fondo, esto es sólo una figura de orden de palabras llamada hipérbaton. Se elija la que se elija, en ese momento aparecen otras dos opciones: asociar la segunda bifronte a la primera en el orden que se estime más inteligible. O yendo a nuestro caso concreto: asociar cada elemento de la pareja Ranas-Sanar a los de la pareja Ataca-Acata. Me pareció más sensata la relación de “acatar-sanar” y “atacar-ranas” que la contraria, por lo cual sólo faltaba decidir el orden. Y estimé que acabar el relato atacando ranas era más expresivo que acatando sanar. Una vez más sin saberlo, di con la solución opuesta a la de Aviña. Admito que la suya es mejor para el verbo palíndromo NADAN, pero si interviene el profeta Natán, encuentro más expresivo el otro ordenamiento.

SANAR ACATA NATÁN. ATACA RANAS.

Dicho en lenguaje coloquial, podría entenderse algo así como: el profeta acepta la necesidad de hacer sanaciones, por lo cual arremete contra los batracios.

Evidentemente, tiene un punto absurdo… como tantísimos palíndromos. En el correo a Jonathan, yo la calificaba de torpe. Esto es difícil de impedir en castellano, que es un idioma cuajado de partículas: artículos, preposiciones, conjunciones, etc. que parecen insignificantes, pero al final son las que acaban perfilando las oraciones. En latín, bien, también había preposiciones y conjunciones, pero se apañaban para arreglar muchas cosas con la declinación flexiva de las palabras. En euskera pasa algo parecido, se declina y se reúnen varios elementos en un solo vocablo. El castellano ha evolucionado de otra manera, y alguien que quiere decir algo coherente en cinco palabras homogéneas de cinco letras es muy probable que hable como los indios de las películas: imagino que tal es este caso. Pero aún así, la “traducción” que he ofrecido, me parece una cláusula coherente. Y creo que dadas las limitaciones impuestas por las reglas palindrómicas y más aún por las del cuadrado, es conveniente cierta indulgencia.

Mi reconocimiento a Javier Aviña. Mi felicitación por su perspicacia y perseverancia. He sometido a su hallazgo a la misma crítica que he realizado con el mío, pero pienso que tal vez no me corresponde a mí expresarla aquí. En todo caso, los elogios justos no deben regatearse y declaro que el hallazgo del verbo nadar con las ranas es muy afortunado. El final, en cambio, es más inconexo, pero poco, quizá nada, puede hacer el autor para evitarlo, bien lo sé por experiencia.

Y de cualquier modo, aún debatimos en círculos palindromistas en qué grado merecemos la autoría, la propiedad intelectual, etc. de los palíndromos, esas combinaciones que, a diferencia de los argumentos de relatos o los poemas fruto de la invención, son secuencias dadas esperando el recolector adecuado que las logre… ejem: simplemente reconocer. Para lo cual es preciso llegar con una herramienta, un idioma y hasta un contexto histórico que otorgue alguna clase de sentido y lógica a esas secuencias… y en cierto modo es algo superior a nuestra voluntad humana. Por tanto el palindromista haría bien (pienso) en aceptar con humildad que, más que el creador omnisciente de cada novedad, es simplemente la varita del zahorí para señalar nuevas maravillas en la matemática del universo.

Yo os aseguro que por mi parte, así lo ejerzo, comprendiendo que una labor con reglas tan restrictivas, a veces lleva por fuerza a resultados muy similares y no tiene sentido mostrarse autor muy posesivo de estas obras. Por eso os he contado esta historia y todas sus relaciones, para que pueda verse cómo antecedentes que parecen inconexos a veces llegan a formar un todo distinto y sorprendente.


La moraleja final es que ya tenemos documentados dos cuadrados mágicos castellanos muy similares en la forma y se nos antoja el consecuente desafío de encontrar otro posible cuadrado radicalmente distinto que deshaga el empate. Y en ello vuelvo a las andadas: otro más sí que lo preveo muy problemático, al menos si buscamos una frase gramaticalmente creíble. Pero, dado que los palíndromos aparecen… quién sabe en qué recoveco puede estar.

3 comentarios:

  1. Hola, Miguelángel: Soy Javier Aviña, como ves ocho meses después de tu espléndido artículo, he "descubierto" este sitio. Me agradaría establecer comunicación contigo. Por lo pronto, espero que llegues a ver este comentario, estaré pendiente y, si me respondes, (y te parece bien) te enviaré mi dirección electrónica.

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    1. Estimado Javier: Pere Ruiz me acaba de reenviar tu comentario. Por supuesto, estaré encantado de conversar todo lo que gustes. Puedes escribirme a maz6169ARROBAyahooPUNTOes (sustituye las mayúsculas por el signo que nombran. Hasta pronto.

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    2. Enterado de tu respuesta, que me causa regocijo. Te escribo mañana sábado 6. ¡Feliz año nuevo!

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