En
Bilbao celebramos el Día Internacional del Palíndromo en la pizzería de los
Grossi. Un lugar idóneo, puesto que, aparte de la ocasión gastronómica, una de
las paredes de la tienda es toda una galería de arte moderno (se llama Spazio
Grossi) donde a lo largo del tiempo se han colgado verdaderos alardes de
creatividad. En esta ocasión teníamos un papel en blanco para que la clientela
pudiese escribir su palíndromo favorito y mejor si fuese de creación propia; y
si la aportación tenía enjundia les extendíamos un diploma que les nombraba
palindromistas por un día, prometiéndoles la subida de categoría si perseveran
en próximas ediciones, que esperamos se sucederán a ésta. – Tampoco nos toméis
por muy fatuos, era un modo como otro cualquiera de “asirnos a la sonrisa”.
Debo
apreciar con mucho cariño y alto valor la participación de dos amigos: la poeta
Marisa Gutiérrez, y su marido, el profesor Mikel Agirreazkuenaga, que
aparecieron aportando un curioso arsenal de ejemplos en varios idiomas, y,
sobre todo, muchas ganas de conversación, que tanto anima la fiesta. Y, por
irnos al grano, en medio de la charla apareció la mención al sempiterno cuadrado
mágico, el hiperventilado SATOR AREPO TENET OPERA ROTAS. A este respecto me fue
muy placentero informar a Mikel de que el compañero Markos Gimeno había hallado
un cuadrado equivalente en euskera, que en el momento yo no recordaba. Pero
vivimos en el siglo XXI y cualquier pelanas tiene internet en el telefonillo,
con lo cual, en dos sobadas apareció el cuadrado de Markos: AIZAN IGELA ZENEZ
ALEGI NAZIA. Y al verlo, Mikel exclamó sorprendido: “Caramba, es un homenaje a
Jon Mirande” y se preguntaba si el autor lo habría relacionado”. (Abro un paréntesis
con flash forward: preguntado después el autor, me acaba de asegurar que lo
compuso completamente ajeno a la biografía de Mirande). Para quien no lo sepa:
Mirande fundó una revista llamada IGELA, y manifestó algún alarde filonazi (más
de salón que de activismo, pero notorio). Con lo que las piezas argumentales
encajaban afinadísimas.
A
continuación, yo, con el cuajo que a veces da la ignorancia aseguré que, tras
mis años de compartir obras con los miembros del CPI y del Movimiento Palindrómico Rever, cuyo conocimiento y
documentación no puede echarse en saco roto, no conocía la existencia de un
cuadrado equiparable en castellano, con lo cual, aventuré temerariamente: “si en mil y pico años de lengua castellana
no lo publica nadie con la de sabuesos que van tras él, lo más probable es que
no exista”. Eso sí tuve la cautela de prevenir: “al menos, por ahora. Porque el cuadrado de Markos no podría existir en
tiempos de Axular y Larramendi, pero sí en tiempos de Mirande cuando ha
aparecido la palabra NAZIA. El caudal léxico crece con los tiempos y las
palabras se forman”.
Y
así quedó la conversación. En los días siguientes reconozco (reconocer es muy adecuado para
palindromistas) que sometí (los palindromistas también sometemos todo lo que podemos) a mi
mente a ciertos esfuerzos adicionales dirigidos a buscar alguna pista sobre un
posible cuadrado castellano. Y pronto volví a pensar en Internet como atajo, ya
fuera hacia una posible solución o bien a una demostración convincente de la
inexistencia. Al menos, Internet me proporcionaría sin gran esfuerzo alguna
lista de palabras palíndromas de cinco letras, y otra de palabras bifrontes,
asimismo de cinco letras; y teniendo el arsenal de ingredientes a mano, se
podría ver si en algún punto querían casar o no aparecía otra cosa que ruinas.
[[Abro otro
inciso lateral: si en ese momento hubiera usado Internet para averiguar si se
había publicado algún cuadrado mágico castellano, me habría encontrado con un
artículo de Gilberto Prado (también socio del CPI)
en el que
aparecen varios cuadrados mágicos, incluso de orden superior al de lado 5, pero
ninguno cumple una condición que yo estimaba primordial: que estuviera formado
por cinco palabras nítidas de cinco letras, como el SATOR o el AIZAN de Markos.
También me
habría encontrado con el blog
donde el arquitecto
mexicano Javier Aviña Coronado relata su hallazgo de un cuadrado que sí cumple
las condiciones que yo exigía. Y que sólo se diferencia del hallado por mí en
una letra, pero que varía visiblemente el significado.
En cualquier
caso, yo, ignorante de esto, en lugar de antecedentes ya formados me dediqué a
buscar piezas para pensar en formarlo. Recorrí una lista de bifrontes y extraje
las de cinco letras, y la palíndroma central la dejé, pensando que tendría
solución asequible por tanteo.]]
La
construcción de un cuadrado mágico de lado 5 no tiene casi ninguna vuelta de
hoja. La técnica en sí es sencilla. Los componentes son siempre dos bifrontes y
una palíndroma para el centro, a modo de clave del arco. La dificultad consiste
en que en el montaje hay que conectar entre sí todas y es el momento de
averiguar si hay materiales de construcción que logren tapar todos los huecos.
Me
puse manos a la obra, y el cuadrado apareció antes del tercer intento — debido a un par de intuiciones que no puedo
asegurar que sean verdaderas, pero, sin duda, me llevaron por una vía rápida.
Con
mi lista en la mano busqué las parejas bifrontes con la letra central más
frecuente: la T (natas, netas, notar), pero la T es mala opción para buscar un
palíndromo castellano. En cambio con central N había dos parejas: Ranas-Sanar y
Senos-Sones. Intuitivamente pensé que haría bien en buscar una palíndroma en N
como piedra clave. (Ni aún ahora tengo ninguna seguridad de que esa duplicidad
de material proporcione más probabilidades de acierto, pero me pareció un
arranque prometedor).
El
segundo golpe de intuición fue que casi al instante, la primera palíndroma en N
que me vino a la mente fue NATÁN. Ni me molesté en hacer un escrutinio
alfabético. De haberlo hecho, habría hallado primero NADAN (la que propone
Javier Aviña), acaso NAJAN (que quizá exista en algún argot, pero no en el DRAE)
o NAPAN. Pero el hecho es que fui de cabeza a Natán. Y ya os diré por qué.
Entonces resultó que ensamblando Natán con Ranas y Sanar, aparecía una matriz
monovocálica en A donde encajaban tan felices las archidocumentadas Acata y
Ataca. Luego fue cosa de elegir el orden para que el discurso producido tuviera
el mayor sentido posible.
Imagino
que Javier Aviña, si se pone a ello y me cree malintencionado, tiene motivos
para desconfiar de mi versión. Quizá le resulte (a él y en general) más fácil
creer que encontré primero la suya, y busqué después un recambio para variar
siquiera sutilmente el resultado y colgarme una medalla, aunque fuera de
segunda clase. Pero la verdad es que el cuadrado de Aviña lo he encontrado el
día 12 de julio en un blog llamado “el espejo cautivo”, comentado por Lilia
Morales, y 15 minutos más tarde, buscando datos sobre el propio Aviña, en el
otro blog que he citado, “Plumas de pelícanos”. Veo que está publicado en el
año 2009 y lamento saberlo con tanto retardo, porque me alegro por la fortuna del
autor, y me incomoda haber estado tantos años en el error, convencido del mito
de la inexistencia del cuadrado en castellano. Pero algo me consuela que
incansables documentadores más avezados que yo como hay en el CPI, incluido el citado
Gilberto Prado en el mismo México, tampoco se hayan hecho eco.
El
mío lo formé el jueves 7 de julio, lo que puedo atestiguar mediante un correo
electrónico que envié a mi amigo Jonathan Tamayo pasadas las 14h, en el que se
lo comunico, y al paso, comento: “Admito que es gramaticalmente torpe con
redoble; ahora bien: vete a saber si es el primero de la historia de la
humanidad. En tal caso, ni tan mal. Ni siquiera el Sator Arepo es muy perfecto
gramaticalmente.” Mi
comentario revela mi ignorante inocencia (o mi inocente ignorancia).
Y
tengo una razón creíble por la que me cebé con el nombre Natán. Hace cosa de un
par de años fui invitado por la Asociación de padres de alumnos de un Instituto
bilbaíno a dar un taller extraescolar sobre palíndromos con motivo del día del
libro. No menciono el nombre del Instituto porque, de hacerlo, sería para su
deshonra: los profesores no habían dado la menor difusión a mi comparecencia, y
la profesora encargada de acompañar al acto parecía estar visiblemente molesta,
acaso por tener que permanecer allí fuera de horario. Pero así y todo, me
compensaba la asistencia de tres alumnos (dos chicas y un chico) encantadores y
encantados (tal parecían) con la originalidad del invento. Empezamos la charla
por el principio, poniendo como ejemplo los números capicúas, pasando a las
palabras, etc. y cuando llegamos a las palabras de cinco letras, el chaval
levantó la mano entusiasmado y exclamó: “me
sé una” — ¿Cuál?— Y él, pletórico,
pronunció: Natán. — ¿Conoces a alguien que se llame así? — Yo.
Entonces,
no dejé de expresar mi maravilla porque a mi taller sobre palíndromos acudiesen
nada menos que los propios palíndromos en persona, mientras la profesora, en el
fondo del aula, ponía cara de “cuánto inflagaitas hay por el mundo”. Tengo un
recuerdo agridulce de aquel taller, pero la parte dulce la ponen Natán y la
Asociación de Padres: entre ellos, Victoria Lasheras, de la Pizzería Grossi,
que organizó el taller y puede dar fe del suceso. Y evidentemente, Natán me ha
quedado en el ánimo como un nombre palíndromo del todo entrañable.
Obsérvese
que Jo-nathan, el destinatario del correo, tiene una conexión con el asunto,
por su nombre… y por ser un estudioso concienzudo de la obra de Mirande. Mi
correo también decía: “La coincidencia
de la rana, muy curiosa. Y lo de Natán, igual te llama”. Como se puede ver, ya
van unas cuantas coincidencias en esta historia. Puede que sean mágicas.
En fin, a
la hora de materializar el cuadrado, se tienen dos opciones: empezar por Ranas,
o empezar por Sanar. Javier Aviña, en su día, empezó por Ranas. En el fondo,
esto es sólo una figura de orden de palabras llamada hipérbaton. Se elija la
que se elija, en ese momento aparecen otras dos opciones: asociar la segunda
bifronte a la primera en el orden que se estime más inteligible. O yendo a
nuestro caso concreto: asociar cada elemento de la pareja Ranas-Sanar a los de
la pareja Ataca-Acata. Me pareció más sensata la relación de “acatar-sanar” y
“atacar-ranas” que la contraria, por lo cual sólo faltaba decidir el orden. Y
estimé que acabar el relato atacando ranas era más expresivo que acatando
sanar. Una vez más sin saberlo, di con la solución opuesta a la de Aviña. Admito
que la suya es mejor para el verbo palíndromo NADAN, pero si interviene el
profeta Natán, encuentro más expresivo el otro ordenamiento.
SANAR ACATA
NATÁN. ATACA RANAS.
Dicho en
lenguaje coloquial, podría entenderse algo así como: el profeta acepta la
necesidad de hacer sanaciones, por lo cual arremete contra los batracios.
Evidentemente,
tiene un punto absurdo… como tantísimos palíndromos. En el correo a Jonathan,
yo la calificaba de torpe. Esto es difícil de impedir en castellano, que es un
idioma cuajado de partículas: artículos, preposiciones, conjunciones, etc. que
parecen insignificantes, pero al final son las que acaban perfilando las
oraciones. En latín, bien, también había preposiciones y conjunciones, pero se
apañaban para arreglar muchas cosas con la declinación flexiva de las palabras.
En euskera pasa algo parecido, se declina y se reúnen varios elementos en un
solo vocablo. El castellano ha evolucionado de otra manera, y alguien que
quiere decir algo coherente en cinco palabras homogéneas de cinco letras es muy
probable que hable como los indios de las películas: imagino que tal es este
caso. Pero aún así, la “traducción” que he ofrecido, me parece una cláusula
coherente. Y creo que dadas las limitaciones impuestas por las reglas palindrómicas
y más aún por las del cuadrado, es conveniente cierta indulgencia.
Mi
reconocimiento a Javier Aviña. Mi felicitación por su perspicacia y
perseverancia. He sometido a su hallazgo a la misma crítica que he realizado
con el mío, pero pienso que tal vez no me corresponde a mí expresarla aquí. En
todo caso, los elogios justos no deben regatearse y declaro que el hallazgo del
verbo nadar con las ranas es muy afortunado. El final, en cambio, es más
inconexo, pero poco, quizá nada, puede hacer el autor para evitarlo, bien lo sé
por experiencia.
Y
de cualquier modo, aún debatimos en círculos palindromistas en qué grado
merecemos la autoría, la propiedad intelectual, etc. de los palíndromos, esas combinaciones
que, a diferencia de los argumentos de relatos o los poemas fruto de la
invención, son secuencias dadas esperando el recolector adecuado que las logre…
ejem: simplemente reconocer. Para lo
cual es preciso llegar con una herramienta, un idioma y hasta un contexto
histórico que otorgue alguna clase de sentido y lógica a esas secuencias… y en
cierto modo es algo superior a nuestra voluntad humana. Por tanto el
palindromista haría bien (pienso) en aceptar con humildad que, más que el
creador omnisciente de cada novedad, es simplemente la varita del zahorí para
señalar nuevas maravillas en la matemática del universo.
La
moraleja final es que ya tenemos documentados dos cuadrados mágicos castellanos
muy similares en la forma y se nos antoja el consecuente desafío de encontrar
otro posible cuadrado radicalmente distinto que deshaga el empate. Y en ello
vuelvo a las andadas: otro más sí que lo preveo muy problemático, al menos si
buscamos una frase gramaticalmente creíble. Pero, dado que los palíndromos
aparecen… quién sabe en qué recoveco puede estar.
Hola, Miguelángel: Soy Javier Aviña, como ves ocho meses después de tu espléndido artículo, he "descubierto" este sitio. Me agradaría establecer comunicación contigo. Por lo pronto, espero que llegues a ver este comentario, estaré pendiente y, si me respondes, (y te parece bien) te enviaré mi dirección electrónica.
ResponderEliminarEstimado Javier: Pere Ruiz me acaba de reenviar tu comentario. Por supuesto, estaré encantado de conversar todo lo que gustes. Puedes escribirme a maz6169ARROBAyahooPUNTOes (sustituye las mayúsculas por el signo que nombran. Hasta pronto.
EliminarEnterado de tu respuesta, que me causa regocijo. Te escribo mañana sábado 6. ¡Feliz año nuevo!
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