El jurado del X Premio Internacional de Literatura
Palindrómica REVER 2020 ha
decidido otorgar el galardón como ganador del concurso de Soneto palindrómico a:
ELIEZER PASCUAL PEÑA
Hace
unos años me autodefinía como «funcionario
público y poeta clandestino»; ahora he cambiado, estoy «jubilado»:
desechado por inútil (RAE); yo encantado, especialmente el día del mes en que
me convierto en «pensionista». Inicié mi amor a la poesía en 1968, cuando el
padre Rubio nos enseñaba en Arcas Reales a hacer rimas: «al que come guindilla,
¡cualquiera le pilla!», y otras cosas, especialmente una que se me quedó
grabada en la cabeza: palabras mágicas que se podían leer también al revés y una
portentosa y única frase que llamaban «el palíndromo» y hablaba, creo recordar,
de una zorra y un abad... Pronto me sentí capaz de emular a Lope de Vega. Conté
los versos de «El Caballero de Olmedo» y me dispuse a componer un drama en
verso que lo superara en tamaño y calidad, y lo hice: «Muerte, Injusticia, Venganza».
Varios trienios después (seguía con mi afición a la poesía) un día encontré mi
descabellado drama y lo rehíce completamente y cambié el título: «Los ciegos».
En agosto de 1991 comencé un extraño poema onírico-paranoico y, tras recorrer
el Camino de Santiago en 1993, incluí en él varias etapas de aquel viaje al fabuloso
abertal. Faltaba algo. Un día se me ocurrió de repente hacer uno de los cantos
palindrómico. Dicho y hecho: cien versos de 10 sílabas, con el mismo tipo de
rima que el resto del poema. Lo releí en 2011 y lo creí digno de ser publicado
y lo publiqué: «Canto Quebrado de Amor y Libertad» (Círculo Rojo). Como
entonces ya había Internet decidí investigar para ver si había en el mundo
alguien tan loco como yo capaz de escribir las cosas al revés... pronto los
encontré: ¡Una multitud de extraños «seres» que se agrupaban en el Club
Palindromista Internacional! Aprendí mucho de ellos; en REVER y SEMAGAMES me
deleité con las magníficas aportaciones de los socios y los conocí en Igualada,
París...
Volví a encontrar mi drama. Sí..., ¿por qué no lo convierto
en un drama palindrómico?, pensé, y me puse a ello, pero ahora con toda clase
de crónicas y documentos. Lo «rematé» en 2015, se trata del ya conocido «El bon
ser es noble: don Álvaro de Luna». He decidido indultarlo y publicarlo en
papel, en breve plazo.
Cuando encuentro una buena frase pienso que necesariamente se
le habrá ocurrido antes a alguno de mis compañeros, todos excelentes
palindromistas. Por eso procuro darle compañía con rima y métrica. Como los
diosecillos palindrómicos son tan veleidosos y a veces me dictan palabras
extrañas, tengo que buscar su verdadero significado y la palabra cobra sentido
poético: en realidad es una metáfora. Si yo dijera en un soneto de amor «tarada,
nadará» no pienso que mi enamorada, loca, se lance al mar. Tarada puede ser «limpia,
desnuda» y nadará «flotará, permanecerá (conmigo, claro)»: «libre, volverá».
Pregunté un día al
enciclopédico Pere Ruiz si existía «soñó coños» y me respondió que sí, aunque
dudaba entre dos maestros. En efecto, Carbajo lo incluye en su 212212
palíndromos, lo adjudica a Otto Raúl González. Si pones «soñó» es casi obligado
«coño, se va». Es lo que dijo mi perro Inti Dakota en su soneto «Nací can».
El Soneto palindrómico con el que Eliezer Pascual Peña ha resultado
ganador del Premio REVER de este año es:
Érase bálsamo reparador:
orujo. Lo bebería, amada,
si leve roce das acomodada;
no rudo yo, lo sé, daña sabor.
Ojeriza, pasó. ¡Acude amor!
Amo, ruges, agita fusionada.
¿Y rodar apaca? No sé; tarada,
nadará: tesón acaparador.
Ya dan. Oí su fatiga, seguro.
¿Maroma educa? ¡Osa paz! Iré.
¡Jorobas! Añade: solo yo, duro,
nada domo, casa decoré, ve,
lisa dama, aire bebo. Lo juro.
Rodará, pero más la besaré.
¡Muchísimas
felicidades!
No hay comentarios:
Publicar un comentario