Hemeroteca palindrómica
Pere Ruiz
En el Diario de
Información La Correspondencia de
Valencia, se publica el jueves día 7 de febrero de 1924, el siguiente artículo,
que lleva por título PALINDROMO Y CAPICÚA. Vemos como hace casi 100 años ya se reflexionaba
sobre algo que en nuestros días seguimos debatiendo los palindromistas.
En cierto rotativo de
Bilbao hay un redactor que elabora una sección cotidiana integrada por prosas
referentes a la lengua vasca, como son etimologías de apellidos,
particularidades gramaticales, notas de curiosa filología, todo aquello, en
fin, que puede instruir burla burlando y sin desentonar por su fachil
científica en el cuadro general del periodismo. Es útil pasar la vista de vez
en cuando por allí con la esperanza de encontrar algo interesante aun para
aquél a quien no interese especialmente el euzquera. Así, hemos encontrado una
sarta de trabajos en que se trata de frases que dan el mismo significado
leyéndolas de izquierda a diestra que leyéndolas según el modo oriental, de la
derecha hacia la siniestra. He aquí unos cuantos modelos cuya traducción se
carga a la cuenta de “Kirikiño”, que es el pseudónimo del antedicho redactor:
AURREZ-ERRUA: Culpa
original.
OÑATIKO-TOKITAÑO: Hasta
el lugar de Oñate.
ATSO-OTSA: Algarabía de
los viejos.
¡KE-AEK!: ¡Aquellos
humos!
ANO-ONA: Buena ración.
¿Qué adjetivo ha
seleccionado “Kirikiño” para bautizar ese género de frases? Un adjetivo que no
figura en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, pero que se
halla en otros lexicones registrado de la manera siguiente:
“Palindromo, ma.
(Etimología: del griego palíndromos,
que vuelve sobre sus pasos). Decíase del escrito que puede leerse de derecha a
izquierda y de izquierda a derecha presentando siempre el mismo sentido”.
Según el repetido
escritor, dicha voz eruditísima y arcaica, empieza a devenir popular, aunque
modificada un tanto en el sentido. Cuando se oye una voz o locución enrevesada,
comienza a decirse: “No me venga usted con palíndromas”. De cierto sujeto se
dijo en una conversación: “Tanto le da blanco como negro, le tiene así que asá:
es un palíndromo”. Y añade “Kirikiño”, que si la boga de la palabreja continúa
fomentándose, cuando un beodo ande por las calles haciendo eses, inclinándose
tan pronto a un lado como a otro, podrá exclamarse: “¡Vaya palíndroma la que ha
cogido ese ente!...
Hay que estar alerta…
¿Por qué se desempolva el adjetivo palíndromo, palíndroma, cuando está llena de
vida otra voz que, si bien probablemente está ausente del diccionario oficial,
brilla con lozanía en labios que tienen renombre de hablar perfectamente
español? El lector ya ha vislumbrado que la palabra en cuestión es la palabra capicúa. Que no prepondere el idioma de
Aristófanes a expensas del habla de Escalante…
ALMELA
Y VIVES
N. del A. Se ha
respetado el texto original, así como posibles erratas y reglas ortográficas de
la época.
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