Pere Ruiz
La revista
barcelonesa llamada La ilustración
artística publica el día 30 de julio de 1894 un artículo que reproducimos
aquí y titulado El Anagrama, bajo la firma de
M. Ossorio Bernard.
El ingenio humano, siempre descontentadizo, no se
satisface generalmente con lo grande: aspira igualmente á lo pequeño y acaso
funda en esto último sus mayores triunfos. Conozco á eminencias, á verdaderas é
indiscutibles eminencias en distintos ramos del saber humano, que no se entregarán
tranquilos al descanso ninguna noche, sin haber acertado antes la charada de La
Correspondencia ó el jeroglífico del semanario ilustrado, y que se pasan
horas enteras delante de un salto de caballo, de un doble acróstico ó de un
logogrifo desesperante.
¿Qué importa que la humanidad espere aún de ellos la
resolución de cualquiera de los hondos problemas que suelen ocuparlos y que
persiguen con ardor? Antes es averiguar lo que dice el charadista, al combinar
la quinta sílaba con la primera, la tercera con la segunda y la segunda con la
cuarta, ó sustituir por letras los puntos de rombos, triángulos y cuadrados,
para que horizontal y verticalmente digan tales ó cuales cosas.
Entre estos entretenimientos más ó menos inútiles merece
singular mención el anagrama (de ana, transposición, y gramma, letra
ó escritura); siendo, por lo tanto y según la definición autorizada de la
Academia, «transposición de las letras de una palabra ó sentencia, de que
resulta otra palabra ó sentencia distinta.» El gran pintor cómico de las
costumbres de la clase media y maestro consumado en los misterios del idioma
español, D. Manuel Bretón de los Herreros, utilizó el anagrama para volver loca
de contento á la patrona ó ama de llaves de uno de los personajes de su
celebrada comedia El poeta y la beneficiada, haciéndole exclamar en las
siguientes redondillas, teoría y práctica de este juego de imaginación:
...la manía
se me acuerda que tenía
mi huesped D. Diego Ortíz.
Dando á las letras tormento
de todo hacía... amalgamas...
No es eso... ¿Cómo? Antidramas...
Anagramas... ¡Qué talento!
Yo también en su pesquisa
tuve parte. ¡Era mucho hombre!
Recuerdo que de mi nombre
hizo dos: Lesbia y Belisa.
¿Soy yo Isabel, sí ó no?
Y ese nombre de Belisa
¿con el mío no se guisa?
Luego Belisa, soy yo.
En mí hay un Isa y un bel;
pon el Bel antes del isa
y es consecuencia precisa
que Belisa es Isabel.
Pero hay que decirlo en honor del anagrama. Este no
constituye un pasatiempo moderno; los judíos y los egipcios se complacían en su
cultivo, habiendo existido en algunos pueblos de la antigüedad el «juego del
anagrama,» que consistía en tener varios alfabetos de letras recortadas, para
formar con ellas todas las combinaciones á que se prestasen, y ya en tiempos
más modernos nos dan cuenta las Enciclopedias de algunos casos muy curiosos.
El P. Saint Louis, por ejemplo, anagramatizó los nombres
de los papas, de los reyes y de todos los santos. El abogado francés Billón
presentó á Luis XIII de Francia la friolera de quinientos anagramas, por cuyo
trabajo de paciencia le fué asignada una pensión; pero aún hizo más Bachet, que
con su poema «Anagrancama» encerró en sus 1.200 versos otros tantos anagramas.
Actualmente, aunque cuenta con muchos aficionados y cultivadores, no
existe, que yo sepa, ninguno capaz de empresas de tales alientos: por lo menos tienen
la modestia de no dar importancia al juego en cuestión. Verdad es que tampoco
habría Mecenas que le concediesen por ello una pensión.
Los aficionados al anagrama y que lo ejercitan al menudeo
han encontrado que Roma nos da ramo y amor: vigneron (voz francesa)
ivrogne, Losada, salado: alondra,
ladrona: Adela, aldea: Atila, Talia y alita; Viriato, Vitoria; Austria,
Saturia: Agila, Galia: y pasando de la palabra á la frase: Ulises,
es Luis: Asunción, Un casino; Si mira tan rica, María Cristina; la
solución escita, la cuestión social; Inglaterra, entrará Gil:
Aristóteles, Es triste loa; ¿á dó va Juan? á coger cepas, cada oveja con
su pareja.
Otros anagramas transponen las letras ó sílabas, para que
sigan diciendo lo mismo después de la transposición, como
Anana
que lo mismo se lee de izquierda á derecha que de derecha
á izquierda;
Jo se Me se io
que se encuentra, silabeando, en el mismo caso, y por
último, la célebre frase sabida por niños y grandes, y ciertamente muy
ingeniosa, que dice:
Dábale arroz á la zorra el abad.
En ocasiones, los cultivadores del anagrama le dan
mayores vuelos y le presentan con gran intención política, religiosa ó social;
observan, por ejemplo, que los dos grandes oradores de la Asamblea constituyente
francesa, Abbé Mauri y Mirabeau constituyen prosódicamente con sus nombres un anagrama; tratan de la Revolution
francaise para deducir que Un corsé la finira; Ven en 1848 subir al
poder al ilustre Lamartine y exclaman
Mal t’ en ira: llaman á Luis Felipe de Orleans L’asne d'or; del frere
Jacques Clement, el asesino de Enrique III, deducen C’est l’enfer
qui m’a creé; de Marie Therese d'Autriche; Marié au roi tres chetien;
De Mastai Ferreti, apellidó al Pontífice Pío IX Iste fert tiaram (este
lleva la tiara), y al pie de la estampa de un Eccehomo ponen la pregunta ¿Quid est veritas? (¿quién es la
verdad?) para contestar anagramáticamente; Est vir qui adest (es
el varón aquí presente).
Los escritores, y principalmente los periodistas, han
utilizado el anagrama, sobre todo para la firma. Desde Lope de Vega Carpio, que
firmó algunos de sus trabajos con el anagrama de Gabriel Padecopeo, hasta
nuestros días, son muchos los literatos ilustres que se han complacido en
firmar con anagrama.
Véanse unos cuantos:
Tomás de Iriarte
|
Tirso de Imareta
|
Mariano Larra
|
Ramón Arriala
|
Nombela
|
Obleman
|
Palasio
|
Paso Ila
|
M. Pardo de Figueroa
|
M. Droap
|
Francisco Asenjo Barbieri
|
José Ibero Canfranc
|
Bernardo Belluga
|
Bernabé Llugardo
|
Mariano Bellavente
|
Ramón Baena Nevet
|
Cánovas
|
Vascano
|
Manuel Casal y Aguado
|
Lucas Alemán y Aguado
|
Moreno Gil
|
Golmerino
|
Pedro Díaz Valdés
|
Pedro Zaldidaves
|
José Echegaray
|
Jorge Hayaseca
|
Leandro Fernández Moratín
|
Efren de Lardnazo y Morant
|
Juan Nicasio Gallego
|
Gelasio Galan y Junco
|
Isidoro Gil y Baus
|
Isidro Goli y Busa
|
Javier Santero
|
José Arantiver
|
Bonifacio Sotos Ochando
|
Antonio Ochodas Bisocof
|
Manuel Tolosa
|
Tomás E. Anulló
|
León Hermoso
|
Noherlesoom
|
Tal vez fuera muy interesante el estudio de qué obras se han firmado con
anagramas y cuáles no; pero este sería completamente ajeno al que me propuse realizar
en los párrafos precedentes.
M. OSSORIO BERNARD
N. del A. Se ha
respetado el texto original, así como posibles erratas y reglas ortográficas de
la época.
No hay comentarios:
Publicar un comentario