viernes, 7 de junio de 2024

CUANDO EL PALÍNDROMO SE AFERRA A UNA OBRA LITERARIA. Pere Ruiz

 

Ejemplos, pocos hay en la literatura palindrómica, en los que palindromistas toman una obra de cualquier género, escrita según los cánones gramaticales y reglas de uso de la lengua, como base para llevar a cabo una composición simétrica, de carácter reversista, sea literario o artístico.

Vasto es, pues, el campo por explorar, diversas las formas en que se puede afrontar un trabajo de este tipo, satisfactorio generalmente el disfrute y la compensación palindrómica recibida.

Personalmente viví una de mis primeras experiencias en este campo al componer un palíndromo de 10.000 letras titulado Los seis dioses (2005), publicado en la antología palindrómica ¡Ajajá! (2010), en el que tomando como molde fragmentos de la novela Don Quijote de la Mancha, entraron en un solo y largo palíndromo algunos textos de Cervantes susceptibles de someterse al cincel de la simetría.

A este primer experimento siguió el poemario Métrica simétrica (2014), compuesto en 2009 con la intención de crear las versiones palindrómicas de los poemas y autores más clásicos y conocidos, desde los versos del Poema de mío Cid, Joan Salvat-Papasseit, Jorge Luis Borges, Miguel Hernández, Santa Teresa de Jesús, o los versos de cabo roto de los preliminares del Quijote, entre otros de diferentes épocas y estilos. Los encuentros con versos nuevamente amigos de los palíndromos son el estímulo para la construcción de armaduras simétricas amarradas a los temas de las composiciones de origen.

En 2010, incidiendo una vez más en la idea de la cantidad de palabras, que son lugares, nombres palindrómicos y expresiones que involuntariamente soportan la citada amistad en cualquier obra extensa, fue el momento de atacar acatando la propia Biblia, larguísima narración que gracias a su propio tamaño resultó estar bien nutrida de casuales frases amigas. La Biblia en palíndromo (2014) es así, un espejo palindrómico de la magna obra.  El libro sigue un esquema capitular idéntico al del texto sagrado, con 22 capítulos de 11 versículos cada uno. Un total de 242 versículos que dan lugar a un solo palíndromo, con más de 50.000 letras. Y con el disfrute añadido e incomparable que nos regala el palíndromo, por sus especiales características, quien evidentemente, nos lleva a escribir el primer capítulo y el último al mismo tiempo; en el caso de la Biblia, pues, se escribe palindrómicamente a la vez el Génesis y el Apocalipsis.

Casualmente hoy releo el Quijote y en su capítulo XXII de la Primera Parte, el relato en el que el famoso caballero da libertad a unos galeotes, que, mal de su grado, los llevaban donde no quisieran ir. Don Quijote les pregunta uno a uno el motivo de su condena a galeras. Entre las respuestas encontramos:

-Acá es al revés -dijo el galeote-;

o

-¡Donosa majadería! –respondió el comisario-.

Y allá va el entretenido palindromista y talla versos de 7 y 8 sílabas:

Sé verla, sea cal.

Acá es al revés.

 

¿Aire da? ¡jamás! ¿o no?

¡Donosa majadería!

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